Justo en la esquina de Avenida España y Domeyko, a pasos del Club Hípico, se levanta hace cien años la Casona Moggia, joya arquitectónica de la “belle epoque” santiaguina. Un lugar espectacular, que hace una década fue comprado por la familia Nandwani de Punta Arenas, y que fue inaugurado como el Palacio Hindustán.
Absolutamente restaurado por dentro y por fuera, esta casa de cuatro pisos será un centro cultural dedicado a divulgar la identidad y el patrimonio de la India. Además, hay un piso destinado a la expresión de algunas de las principales religiones de ese país, es decir, hinduismo, budismo, catolicismo y la fe sikh. A eso se suma un restorán y una cafetería, terraza para eventos, espacios para la meditación, biblioteca, salas de yoga, baile indio, música india, ayurveda y masajes.
A esta gran cruzada de recuperación patrimonial hay que sumar una historia personal que muestra cuán cosmopolita puede llegar a ser Santiago. Vera Voitova, directora del Palacio Hindustán, es rusa. Llegó hace pocos meses desde Moscú para hacerse cargo del nuevo centro cultural, pues además de su manejo del español, inglés y francés, tiene estudios y lleva años divulgando contenido sobre la cultura india. Así como ella, muchas de las personas que trabajan en el lugar son inmigrantes, tal como la familia Nandwani lo fue hace un siglo, cuando llegaron a radicarse al extremo sur de Chile.
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