Están en iglesias, en ministerios, en sinagogas y en todo tipo de edificios públicos así como privados. Hay fantásticos vitrales en Santiago y sólo se requiere de ganas y tiempo para buscarlos y disfrutarlos. El vitral es arte y se hace con las manos, es patrimonio puro y debe ser cuidado, nos transporta a la celebración del centenario pero también nos habla del presente. Traídos desde Francia y Alemania, pero también diseñados y fabricados en Chile, le presentamos en estas páginas algunas de las obras más extraordinarias de nuestra capital. Bienvenidos al mundo del vidrio convertido en arte decorativo.
Capilla verbo Divino:
Un lugar tan extraordinario como la Capilla del colegio Verbo Divino debiera compartir su belleza, al menos, en el Día del Patrimonio. Mientras tanto, permanece como una joya oculta para la gran mayoría de los santiaguinos. Todo aquí es de máxima calidad estética: sus arquitectos estrellas (Alberto Piwonka, Emilio Duhart, Mario Pérez de Arce y Sergio Larraín García Moreno), el escultor del fantástico Cristo (Sergio Castillo) y el autor de los vitrales, una verdadera obra de arte. Fue al inicio de la construcción de la capilla, en 1961, cuando el artista austríaco residente en Lima, Adolfo Winternitz, ganó un concurso internacional y se adjudicó estos seis vitrales de 12 x 3 metros, construidos en vidrio y cemento. Cada vitral simboliza algo distinto: la Anunciación, Pentecostés, la Transfiguración de Jesús, Moisés y los Diez Mandamientos, la Creación del Universo y, finalmente, los Doce Apóstoles.
Tribunal Constitucional:
En 1912, la Caja de Crédito Hipotecario compró la vieja casona de la familia García Huidobro en la calle Huérfanos. Se demolió y en su lugar el arquitecto Ricardo Larraín Bravo, el mismo de la Iglesia de los Sacramentinos, diseñó junto a su cuñado, Alberto Cruz Montt, este hermoso edificio. Desde 1933 fue parte del Registro Electoral, luego fue sucursal del Banco del Estado, en 1977 lo compró el banco BHIF, en 1999 se transformó en la sucursal más elegante del BBVA y, desde este año, es la nueva casa del Tribunal Constitucional. Los vitrales del edificio de Huérfanos 1234 son de lo mejor conservado de Chile y, a la vez, “uno de los ejemplos de la presencia del estilo art nouveau”, cuentan en el libro “Vitrales de Santiago de Chile”. Son obra del taller del francés Charles Champigneulle, datan de 1918 y se dividen en dos series: ocho vitrales en la cúpula que hablan de motivos relacionados con el trabajo y la producción. La otra serie la compone el trío de la cosecha, es decir, hablan del trigo, las flores y las uvas.
Basílica de Lourdes:
Otro ejemplo de excelencia en cuanto a diseño y construcción es la Basílica de Lourdes, justo al frente de la Quinta Normal. Sus arquitectos fueron los talentosos Eduardo Costábal y Andrés Garafulic (Clínica Santa María), las 16 esculturas de la cúpula hicieron mundialmente famosa a la artista Lily Garafulic y los vitrales son realmente fantásticos. Su autor es el francés Gabriel Loire, quien trabajó cerca de diez años para crear los 652 metros cuadrados de arte hecho en vidrio, cemento y fierro, distribuidos en cincuenta ventanas de distinto formato. En total, cinco series y un vitral solitario, cuyo tema es el Árbol Genealógico de Jesús y mide setenta metros cuadrados. Un dato interesante: luego del terremoto de 1985 que afectó a varios de los vitrales, fue el mismísimo Gabriel Loire quien se hizo cargo de su restauración, casi 40 años después de haberlos realizado. Hoy es su misma firma, representada por sus herederos, la que espera que la Basílica de Lourdes reúna los fondos para arreglar los daños del terremoto de 2010. Fondos que, hasta ahora, no se han conseguido.
Templo Votivo de Maipú:
Si hubiera que elegir un vitral en Santiago, uno solo, ese tendría que ser el de la Virgen del Carmen que está en el Templo Votivo de Maipú. Porque no hay otro que se le acerque en tamaño (mide 29 x 12 metros, es decir, 348 metros cuadrados), porque es de una belleza que sólo se puede enfrentar en vivo y en directo, y porque es obra de Adolfo Winternitz, el mismo artista responsable de la capilla del Verbo Divino. La ejecución de esta gran obra se hizo en una fábrica de Francia bajo la dirección de una firma suiza, y se emplearon más de 100 tonalidades de colores. La técnica utilizada se llama “dalle de verre” y consiste en montar el vidrio en un armazón de cemento que, a la vista, se convierte en las líneas que van definiendo el dibujo. Así, el volumen está dado por la sucesión de piezas en distintos tonos, “muy parecido a como sucede en el arte del mosaico…lo que lo asemeja al arte bizantino”, explica el experto Patricio Díaz Silva. Con el nuevo mirador que ahora tiene el templo Votivo, además de ver Santiago desde Maipú se puede observar el mural desde arriba, gracias a una transparente Rosa de los Vientos. Imperdible.
Palacio de los Tribunales de Justicia:
Frente al salón de plenarios de la Corte Suprema está el vitral “La justicia chilena”, construido entre 1908 y 1913 por el taller Mayer de Munich, el mismo que nació en 1847 y que ha hecho grandes trabajos para la Basílica de San Pedro en Italia, como el vitral del Espíritu Santo. Mide 7 x 2.50 metros y recientemente fue restaurado, así como también la fachada del edificio de Tribunales y la plaza Montt-Varas. Su forma de arco deja ver tres escenas, cada una independiente de la otra pero unidas por elementos del entorno como la naturaleza, la arquitectura y el espacio aéreo. En el centro del vitral, la protagonista es la Justicia, representada por una mujer vestida de blanco, con una corona de laureles en su cabeza y sentada en un trono. Desde allí gobierna e imparte el bien, siempre con una mirada serena, muy tranquila y casi distante. En uno de sus brazos, la mujer sostiene un cóndor, símbolo nacional que se suma al escudo y al huemul que también aparecen a su lado. Salvo por el árbol de plátano, una clara muestra de ignorancia geográfica de los artistas alemanes, se trata de una fantástica pieza.
Círculo Israelita:
En la sinagoga de la Comunidad Israelita, inaugurada hace poco más de seis años en la comuna de Lo Barnechea, el artista Samy Benmayor tuvo uno de los grandes desafíos de su carrera: realizar un vitral de 240 metros cuadrados. “Propuse plasmar una visión alegre del judaísmo”, le contaba Benmayor a La Tercera cuando la obra fue inaugurada. Y vaya que lo logró. “Trabajé sobre la idea del árbol de la vida, que además tiene que ver con la menorá. También están los Diez Mandamientos, y luego elementos como el fuego y el espíritu de Dios sobre las aguas en la creación, 22 estrellas por el alfabeto hebreo, aunque el rabino me sugirió agregar 4 letras más, que son las de Dios”, explicaba en el diario La Palabra Israelita. El resultado convierte a este trabajo del pintor chileno en uno de los vitrales nuevos más espectaculares de nuestra capital.
Ministerio de Justicia:
En el tercer piso del ex edificio del Seguro Obrero, hoy Ministerio de Justicia, está el vitral del artista chileno Laureano Guevara (1889-1968), quien aprendió el oficio en Dinamarca. Este Premio Nacional de Bellas Artes en 1967, se inspiró en los murales mexicanos de Rivera, Orozco y Siqueiros para desarrollar “Trabajo y familia del obrero”, que mide 5.25 x 2.40 metros y data de 1932. Aparecen seis figuras humanas, tres mujeres y tres hombres. A la izquierda, en la primera sección, es la madre la que enseña a caminar a su hijo. Al medio, en la segunda sección, un hombre musculoso representa la rudeza del trabajo físico y a su lado está la mujer, su compañera. Finalmente, en la tercera sección, a la derecha, el hombre ha envejecido y es su hija la que lo protege. Gran vitral. Y hecho en Chile.