«Sergio Castillo en vez de escoger el humo se entendió con el hierro. Entenderse significó amarlo y combatirlo y hacerlo dar frutos. Hay que hablar de estos frutos soberbios. Hay que hablar de estas ramas, de estas raíces de hierro, de estas explosiones de dureza que se transforman en luz negra, en floricultura subterránea, en jerarquías naturales». Son las palabras que usó Pablo Neruda en la década ´60 para describir el trabajo de uno de los grandes artistas chilenos de todos los tiempos. Sergio Castillo (1925-2010), Premio Nacional de Arte 1997, fue el creador de la primera escultura abstracta ubicada en un lugar público en Chile: está en las Torres de Tajamar, en plena Providencia y es de 1964. Pero, sin duda, su escultura más famosa en Santiago es esa roja, grande y hermosa que está en el Parque de las Esculturas. Se llama “Erupción II” y es de 1988. Su obra no se limita a la capital de Chile: hay trabajos de Castillo en Talcahuano, Rancagua, Talca, Calama y Valparaíso. Y tampoco se limita a nuestro país. La huella de este genio del metal, quien manipulaba con comodidad el martillo y el soplete, está en la entrada de la Universidad de Boston (“Homenaje a Martin Luther King”, 1975), en Sausalito, California (“Monumento a la hermandad con Viña del Mar”, 1969), en Beijing, China (“Unión”, 1981, donada a ese país por el ex presidente Lagos), así como en espacios públicos de España, Francia, Suecia, México, Japón, Rusia, Holanda y Puerto Rico. ¿Cómo partió el interés de Sergio Castillo por los fierros? “Siendo un niño muy curioso, un día se escabulló de la vista de sus padres y se acercó a un lugar prohibido para los niños: la herrería del fundo de sus padres. Allí trabajaba el maestro Nicolás, «un viejo mal genio, solitario y mañoso», según cuenta el propio Castillo. En su primera visita observó como un trozo de hierro se ablandaba al calor, adquiría un color rojo vivo y luego se convertía en una herradura. Para Castillo esto fue el primer acto de magia de su vida. Luego de varias visitas a la herrería, el maestro Nicolás le permitió usar la fragua y le comenzó a enseñar los secretos de la forja y las formas para templar el metal. Esos tempranos días cambiaron su vida para siempre”, cuenta el cronista Sergio Toro. Un genio, un artista que todos los chilenos debemos conocer. Los invito a salir a la calle y conocer la obra de Sergio Castillo. Sugerencia para quienes tienen Instagram: busquen #escultorsergiocastillo y ahorren tiempo con las fotos, datos y ubicación de las esculturas que han registrado en @santiagoadicto.