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¿Cómo construimos la marca Chile?

Don George es editor de la revista Traveler de National Geographic y colaborador de Lonely Planet. Lleva 40 años viajando por el mundo. Recién estuvo en Chile por primera vez, invitado a un evento de turismo. Tuve la oportunidad de preguntarle porqué en tantos años de profesión no había venido a nuestro país. Y su respuesta fue muy honesta. Dijo que nunca nos vio, que no aparecimos en su agenda mental y que eso tiene directa relación con la falta de una imagen clara y fácil que permita pensar en Chile. “Necesitan desarrollar un mensaje icónico que los identifique en cualquier parte del mundo, como sucede con el Taj Mahal, Notre Dame o Machu Picchu”, sentenció. Un ícono. Una postal reconocible en todos lados. Eso nos llora. El Obelisco de Buenos Aires. La Ópera de Sidney. El Pan de Azúcar de Río. ¿Conocemos algo más de Malasia que la foto de las Torres Petronas? Seguramente no, pero al menos Kuala Lumpur está en nuestro disco duro gracias a ese edificio. Chile tiene tantas maravillas que ofrecerle al mundo, que eso es al mismo tiempo un problema a la hora de comunicar: somo país de vino, de glaciares, de desierto, de observación astronómica, de esquí, de Violeta Parra, de Neruda, de Arturo Vidal, de Alejandro Aravena, de terremotos devastadores, del rescate de los 33 mineros, de la dictadura de Pinochet, de Allende, de Roberto Matta, de Alfredo Jaar, de la cordillera de los Andes, de los mapuche, de cobre y de salmón. ¿Cómo le decimos al mundo, entonces, qué somos? Alguna vez lo intentamos con un iceberg en la Expo Sevilla de 1992, pero lo que podría haber sido una buena idea terminó opacada por el afán de mostrar un país “parecido” a los desarrollados, en vez de poner énfasis en nuestras diferencias, en lo verdaderamente propio. Si queremos que el mundo nos vea, tenemos que ponernos a pensar. Y a trabajar de cerca con sociólogos, historiadores, antropólogos así como como con arquitectos. Uno de ellos, de los más famosos del mundo, viene a Santiago en noviembre. Se llama Daniel Libeskind y es el autor del Plan Maestro de la Zona Cero de Nueva York, ese inmenso espacio que dejaron los atentados de 2001 y que abarca desde el memorial ya inaugurado hasta edificios de oficinas y un gigantesco centro de transporte. Libeskind es, además, el responsable del famoso Museo Judío de Berlín, de las extensiones hechas a los museos de Denver y Ontario, así como de decenas de proyectos en todo el planeta. Su estilo es, para algunos, radical. Para otros, fuertemente expresivo. A veces, inexplicable. Arriesgado. Emotivo. Complejo. Optimista. Memorable. Son adjetivos que el mismo Libeskind usa en una charla TED. Está claro que lo que este arquitecto hace, no pasa inadvertido. Y eso crea un sello inconfundible en las ciudades donde deja su legado. Como Zaha Hadid, otra extraordinaria diseñadora de íconos, recientemente fallecida. O como Frank Gehry, el arquitecto del museo Guggenheim de Bilbao, ciudad que se instaló en el mapa de los viajeros gracias a esa construcción y a un completo trabajo de renovación urbana. Volvamos a estas tierras y pensemos en la impresionante cantidad de gente que va cada fin de semana al templo Bahai de Peñalolén (hasta 18 mil personas en un día), obra del arquitecto canadiense Siamak Hariri, que ya tiene también su propia charla TED llamada “How do you build a sacred space” (“¿Cómo se construye un lugar sagrado?”) a propósito de este magnífico templo y que ha sido vista por más de un millón de personas. Tenemos que pensar estratégicamente cómo construimos la marca Chile. Y, para eso, una obra arquitectónica y/o urbana, ya sea un gran museo, un memorial, una biblioteca, un centro cultural, un aeropuerto o un espacio público que rompa los paradigmas existentes y, al mismo tiempo, se nutra de nuestra identidad, puede ser la imagen que necesitamos para que nos conozcan y reconozcan: cuando los tengamos aquí, podremos mostrar a los turistas el inmenso abanico geográfico, cultural y social que en realidad somos. Una idea al pasar: ¿qué tal si le planteamos a Libeskind, experto en espacios para la memoria, la posibilidad de construir el primer gran museo de terremotos del mundo?.