Hay una cifra. Una que calcula cuántas piezas artísticas creó en su vida el italiano Piero Fornasetti. Fueron 11 mil obras de todos los tipos y tamaños. A poco más de cien años de su nacimiento (1913-1988), vale la pena recordar a este pintor, escultor, decorador de interiores, editor de libros de arte y organizador de exposiciones de nivel internacional. Para eso, para darse un baño de Fornasetti, la mejor manera es visitar “La Chascona”, una de las tantas casas que tuvo Pablo Neruda y que hoy es un excelente museo en Santiago. Neruda estaba obsesionado con el artista milanés. Empezó a coleccionar sus obras a partir de los años sesenta y se dice que en alguna parte hay cartas entre el Premio Nobel y el creador europeo. A tanto llegó la admiración mutua, que se supone que planeaban trabajar en un libro de Neruda con ilustraciones de Fornasetti. Pero la mala salud del poeta, que fue cada vez peor hasta su muerte en 1973, impidió el objetivo común. En La Chascona, la preciosa residencia-museo que está en el barrio Bellavista, casi no hay pieza que no tenga algo del italiano. Ya sea un biombo, una bandeja, un cubo para sentarse o un colgante con esos ojos tan característicos en la producción del milanés, la casa que Neruda construyó para su amante, Matilde Urrutia (que luego terminaría siendo su mujer) es una especie de museo a pequeña escala de Piero Fornasetti. Hoy, el Atelier Fornasetti continúa trabajando en Italia a través de los hijos de Piero, con las mismas técnicas que éste usó en su taller. Y aunque la mayoría de los muebles y objetos que se hacen en la actualidad son reediciones de los originales, un Fornasetti jamás deja de ser un producto lleno de estilo y carácter. Como bien lo sabía Pablo Neruda.