La historia es así. David Alfaro Siqueiros, uno de los dos muralistas más importantes en la historia de México (el otro es Diego Rivera), es encarcelado en mayo de 1940 por el intento de asesinato de León Trotsky, ideólogo de la Revolución Rusa de 1917 que se había exiliado en la capital mexicana. Se le devuelve la libertad con la condición de que abandone el país. Su amigo, Pablo Neruda, hace gestiones para que viaje a Chile y pinte un mural en la Escuela donada por el presidente de México a Chillán, ciudad que en 1939 sufrió un devastador terremoto. Así, por esas increíbles circunstancias –un atentando político, un sismo gigantesco y un poeta de envergadura mundial- el gigante del muralismo azteca deja su huella en Chile con una maravillosa obra llamada “Muerte al Invasor”. Como si eso no fuera suficiente, Siqueiros se trae a Chile a su compatriota, el artista Xavier Guerrero, quien en el mismo colegio pinta el mural “De México a Chile”, otra obra maestra. Ambos trabajos están en perfecto estado y se pueden visitar de lunes a viernes en la Escuela México. Una guía recorre con los asistentes los 249 metros cuadrados que mide el trabajo de Siqueiros y que se ubica en un gran salón del segundo piso. En esta magnífica pintura que se despliega por paredes y techo, se muestra la semejanza que existe en la biografía de México y Chile. Aparecen personajes históricos como Cuauhtémoc, Caupolicán, O`Higgins, Benito Juárez, Galvarino, Emiliano Zapata, Lautaro y Francisco Bilbao. Uno se impresiona con el talento de Siqueiros y, gracias a la información que provee la guía, se entiende de manera clara el poderoso mensaje político que hay en este trabajo monumental. Una vez fuera del salón, aparece de inmediato el legado de Xavier Guerrero, quien pinta desde la escalera hasta el primer piso. En su mural se plasma la solidaridad del pueblo mexicano hacia el pueblo chileno, así como el triunfo del conocimiento y de los avances científicos sobre la naturaleza. Hay también una representación de niños jugando y la frase “Gobernar es educar”, lema del presidente Pedro Aguirre Cerda. Desde 2004, los murales son considerados Monumento Nacional de Chile, en la categoría de Monumento Histórico. Sólo falta que más chilenos conozcan esta joya patrimonial que está en Chillán, cuna de la escultora Marta Colvin, del poeta Gonzalo Rojas, del pianista Claudio Arrau y de una gran cantidad de arquitectura modernista construida, justamente, luego del terremoto del 39.