Qué fantástico campus es San Joaquín, esa verdadera ciudad universitaria que tiene la UC en Vicuña Mackenna a la altura del 4800. En plena comuna de Macul se alza este gigantesco espacio de 500 mil metros cuadrados, con más de 160 mil metros cuadrados construidos que se traducen en 71 edificios y diez facultades. Inaugurado en 1966 y obra del arquitecto Germán Brandes, quien desarrolló el plan maestro, San Joaquín es además un perfecto espacio para ver y disfrutar con el arte urbano que allí se despliega. Basta poner un pie en el lugar para enfrentarse al “Cristo” del escultor Hernán Puelma, una fantástica obra en bronce forjado de 500 x 300 x 100 centímetros que se instaló en 1982. Dos pasos más y delante del nuevo Centro de Innovación UC Anacleto Angelini, un espectacular edificio del arquitecto Alejandro Aravena, te encuentras con una escultura de la serie “Vestigios” de José Vicente Gajardo, hecha de granito blanco y gris. Sigues caminando y, al llegar a la concha acústica, aparece sobre un alto pedestal la obra “Ancestro uno” del tan extrañado y talentoso artista Juan Egenau. Recién llegada después de haber estado durante algunos años en el Centro Cultural de Las Condes, la escultura “Acontecer Matérico” de Federico Assler, realizada en 2010, encontró finalmente en este Campus su lugar eterno. Lo mismo sucedió, claro que hace varias décadas, con esa obra de Mario Irarrázabal en la cual varias figuras de hormigón parecen estar conversando en una suerte de reunión secreta. Destinada inicialmente a una municipalidad, terminó encontrando su espacio definitivo en San Joaquín. Por último, no podemos dejar de reconocer la obra de Osvaldo Peña, esa cabeza que aparece de entre varios fierros, y que se encuentra en medio del campus, a metros de la escultura de Assler. Otro notable aporte al arte que tan bien acoge, en este caso, la academia.